Regalo envenenado; \u2018Que te perdone Dios\u2019
Fausto monta en colera al saber que la mujer de quien está enamorado su sobrino es Diana. “Si sigues traicionándome, te mataré”, amenaza a su amante. Horas después y ajeno a esto, Mateo le pide que le venda La Enramada y el hacendado le propone que se la jueguen en una carrera de caballos. Como el médico gana, López-Guerra no tiene más remedio que entregarle las escrituras y lo hace frente a todos sus empleados.
Al comentarle que se parece más a Renata, Toño consigue sembrar dudas en Abigail y la muchacha pregunta a Macaria. Por si no tuviera suficiente, la mujer recibe la inesperada visita de Amanda, su madre.
El comandante investiga la muerte de Pablo
Toño se cuela en la habitación de Efigenia y la pareja se entrega a la pasión. Eduviges está a punto de descubrirlos. Llega el cumpleaños de Abigail y para celebrarlo organizan un misa y una gran fiesta en la hacienda. La joven se pone feliz al ver que Mateo está entre los invitados y le concede el primer baile. Justo en ese momento, llega Diego con un grupo de mariachis y Fausto borracho lo desprecia: “Eres un simple peón. Fuera de aquí”.
Tras este desagradable suceso, la pareja reanuda su baile y termina besándose. Diana los ve y amenaza a Abigail con destruir su reputación, pero esta le planta cara: “De mí nunca van a decir que soy la amante de un hombre casado y que también estoy con su sobrino”. Al anochecer, Renata reúne a todos los invitados y le entrega a su ahijada las escrituras de La Enramada: “A partir de ahora, tú eres la única dueña”. Su primera decisión es contratar a Diego como capataz.
Por su parte, Fausto está furioso con su esposa, que además le ha acusado ante el comandante Barragán de ser el asesino de Pablo, y deja una silla cerca de la escalera para que se caiga. Por suerte, Patricio llega y lo evita.
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