Ron Arad, arquitecto y diseñador que le vendió una de sus obras a Tina Turner

Ron Arad es un nombre que resuena con fuerza en el mundo de la arquitectura y el diseño industrial. Nacido en Tel Aviv, es uno de los artistas más aclamados del momento y a sus 68 años su agenda sigue estando tan llena de compromisos como de ideas su cabeza. “El problema no es la falta de ideas, el problema es cuáles escoger, a cuáles dedicar tiempo y con cuáles decir: ‘ahora no, venid a mí más tarde’”, sentencia firmemente el diseñador industrial en una entrevista con Vanity Fair.

Empezó sus estudios en la escuela de arte y diseño Belazel de Jerusalén, junto a Zaha Hadid -otra aclamada arquitecta fallecida en 2016 a los 65 años a causa de un infarto-, para terminarlos en la Architectural Association School of Architecture de Londres. Se crió en una familia de artistas, su madre, Esther Peretz Arad, fue una pintora reconocida y siempre le animó. “De niño siempre estaba dibujando. Cada vez que hacía una pintura, mi madre me decía: ‘vas a ser un gran pintor y un gran arquitecto’. Siempre pensó que la segunda era una profesión más segura que la primera. Y estaba equivocada”, nos cuenta a la vez que explica que nunca tuvo un plan, simplemente hizo lo que se le daba bien y lo que le gustaba. Su padre, Grisha, también fue artista y su hermano, Altar Arad, es un violinista reconocido. El arte corre por las venas de esta familia.

Podríamos decir que el momento álgido de su carrera llegó cuando en 2011 fue reconocido por la Royal College of Art de Londres como académico real de la institución. “Fue muy raro porque no es lo más común que te acoja una institución tan antigua. Ni siquiera sabía que estaba nominado”, nos explica sobre la ilusión y la extrañeza de obtener ese reconocimiento en Londres; la misma ciudad en la que ahora está llevando a cabo un proyecto muy especial. Se trata de un Monumento por las víctimas del Holocausto, que se instalará de forma permanente al lado del palacio de Westminster. El monumento, según nos cuenta el autor, tuvo muchas objeciones pero finalmente su proyecto ha sido aceptado. “Creo que es bueno por la causa y bueno para Londres”, declara.



Para Ron Arad los monumentos definen a las ciudades y la arquitectura puede poner en el mapa a una urbe desconocida. “El edificio de Fran Gary -dice refiriéndose al Guggenheim– definitivamente lo consiguió con Bilbao”. Según Arad, sería muy bueno que las autoridades apoyaran la arquitectura en mayor medida: “Al final sabrán cómo aprovechar el talento y las ideas que tienen los arquitectos en su favor”.

Entre sus creaciones más célebres destacan la torre ToHa en Tel Aviv, como arquitecto. Como diseñador industrial, la escultura 10 Layers, una mesa de Ping pong fabricada en silestone con una curvatura pensada para que la pelota consiga mayor tiempo de vuelo. Una creación que surgió como consecuencia de la pasión del diseñador por el tenis de mesa.

Su reconocimiento por estas y muchas otras creaciones ha alcanzado tal nivel que ha llamado la atención de celebridades dispuestas a comprar sus obras más originales. Es el caso de Tina Turner que adquirió la estantería Bookworm, una original pieza moldeable -como si fuera un gusano, de ahí su nombre- que sirve como librería o estantería decorativa. “La compró en Alemania”, se le escapa al diseñador. “No tenía la intención de contártelo, esto no se trata de decir nombres famosos. Pero todo lo que te he contado lo puedes usar”.

Otro objeto célebre entre sus creaciones es la cama en la que él mismo duerme. “Se divorciaron un mes después de comprarla. Me siento culpable”, nos confiesa en un tono que oscila entre la gravedad y la ironía. Habla sobre un matrimonio de actores famosos, de los que no ha revelado la identidad por respeto. Puede que este matrimonio pensara que con una obra de arte así podrían salvar su relación, pero hay cosas que ni el dinero puede comprar.

Lo cierto es que desde el inicio de su carrera fue un visionario y tuvo montones de grandes ideas. Algunas de las cuales, nunca llegaron a ver la luz. Ese fue el caso de su propia interpretación de lo que hoy conocemos como Ipad -o cualquier otra tableta táctil-. Solo que él ya la había creado siete años antes de que saliera el primero. Ron Arad y su equipo diseñaron un prototipo de tableta mucho más moderna que las de ahora y resistente al agua. “No tenía ningún agujero porque se cargaba por inducción y te lo podías lleva a la bañera”, nos explica Ron Arad. Aunque el grosor del aparato también era mayor. Cuando le enseñaron el prototipo a los directivos de LG (en 2003), la respuesta que recibieron fue: “¿Quién va a querer eso?”. El diseñador lo recuerda aún con pena: “fue devastador, no lo entendieron”.

No era ciencia ficción, todo estaba diseñado con la tecnología que conocemos ahora. Arad confiesa que años después se reencontró con un alto cargo de la compañía en una presentación. “Le pregunté por qué habían rechazado mi proyecto y me respondió: ‘porque fuimos estúpidos. Tú nos enseñaste el futuro y no supimos verlo’. (…) No fueron los únicos, intenté venderlo a otras marcas, pero no era un buen momento”. Con un tono melancólico, el visionario diseñador también nos confiesa lo que sintió cuando Steve Jobs anunció el lanzamiento de una especie de ordenador con el teclado integrado en la pantalla (2010). “Yo lo tuve antes que tú, pero era demasiado pronto”, pensó sobre el lanzamiento del Ipad.


La pregunta que le hacemos a Ron Arad sobre su propia idea del lujo le lleva a reflexionar sobre lo que ocurre cuando hay falta de recursos y lo compara con la situación opuesta. “Cuando te estás ahogando en el mar, gritas ‘¡ayuda!’, pero cuando tienes tiempo para escribir la palabra ayuda, puedes sacar a la luz tus sentimientos, igual que los Beatles”, bromea. “Cuando no tienes donde vivir, vives en una cueva; pero cuando no tienes ningún problema, entonces nace la arquitectura”. La idea que tiene Ron Arad sobre el lujo es muy diferente a lo que cualquiera podría imaginar, pero está en consonancia total con su fuerte personalidad y su mente abierta. “La cultura es lujo. Y no digo que no se necesite, claro que es necesaria. No me imagino el mundo sin música, arte, poesía, maquillaje… esa es mi idea del lujo. El lujo es una cosa comercial que apesta”.

La última vez que Ron Arad estuvo en España fue a propósito del Madrid Design Festival -gracias a lo que pudimos entrevistarle-, que se celebró el pasado mes de febrero y al que asistió para dar dos charlas sobre su vida y su trabajo. Sobre la creatividad siempre tiene una frase inspiradora que decir: “el aburrimiento es la madre de la creatividad”. Se hizo viral en una entrevista que el diseñador industrial dio en el pasado. Esa creatividad o inspiración, según Arad, puede venir de muchas fuentes, entre ellas las virtuales, a las que hay que agradecer el hecho de que podamos acceder a obras como las de Goya, que para él eran ajenas hasta que pudo viajar y verlas en directo. También nos confiesa que el estilo de cada persona depende de las influencias que haya tenido durante su época adolescente: “En esa época eres como una esponja. Yo soy un niño de los años 60 y como tal mis referentes son Bob Dylan y los artistas pop”.

Es en Madrid, precisamente, la ciudad española que cuenta con una de las creaciones de Arad. El hotel Puerta de América decidió darle cada planta a un arquitecto diferente y que cada uno la diseñara a su gusto. “Trabajar en España fue fantástico. Fui a visitar el hotel la última vez que vine a Madrid y sigue siendo bonito. Estoy muy contento”, confiesa. Ojalá que Ron Arad haga algo tan relevante como un monumento al holocausto en nuestro país.


Fuente: Leer Artículo Completo