Vasily Kandinsky o la evidencia de lo maravilloso

Decía el magnate Solomon R.Guggenheim, fundador de la fabulosa colección de arte que lleva su nombre, que después de pasarse el día en un despacho revisando cifras y balances volvía a casa para sentarse ante uno de sus Kandinskys: “Y es maravilloso”. Para la mayor parte de los mortales, lo maravilloso suele llegar cuando al fin se cumple lo más evidente, siempre que lo sea tanto que nos preguntemos cómo no había ocurrido mucho antes. Eso es lo que se espera de la gran exposición que el museo Guggenheim de Bilbao dedicará a Vasily Kandinsky (Moscú, 1866-Neuilly-sur Seine, Francia, 1944), quien fuera junto a Hilma af Klint, Mondrian o Delauny, uno de los pioneros de la abstracción. Todo resulta tan obvio, no por el hecho de que el señor Guggenheim fuera uno de los mayores coleccionistas del pintorruso —que también—, sino porque si uno de sus cuadros se hiciera tridimensional, adoptaría las líneas sinuosas y cambiantes y los ritmos musicales del edificio diseñado por el arquitecto Frank Gehry en la ría bilbaína.

Además, Kandinsky ha inspirado a Gehry y a muchos más, ya que por sus escritos fue también uno de los teóricos del arte más influyentes del siglo XX. Además, su biografía está llena de detalles portentosos y poco conocidos: por ejemplo, que su formación académica auguraba una vida convencional —estudió leyes y economía, y llegó a ejercer como profesor en la facultad de Derecho— hasta que descubrió a los pintores impresionistas y la ópera de Wagner y su rumbo cambió para siempre. Emigrado a Múnich, no comenzó a estudiar Bellas Artes hasta bien pasados los 30 años, y sus primeras obras eran de un fauvismo perfectamente figurativo que representaba su Rusia natal con misterio y añoranza. Estos tesoros de sus inicios, junto con los del resto de su vida—que incluyó las dos guerras mundiales, idas y venidas entre Alemania, Rusia y Francia, el paso como docente por la Bauhaus y la posterior influenciasurrealista— estarán recogidos en la exposición. Por eso ya antes de verla sabemos que será maravillosa.

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