30 ó 300 euros: no importa el precio de una gafa de sol, lo que importa es esto
Lo escuché en primera fila de un desfile de moda. La nueva directora de una importante revista se estrenaba en el cargo con esta primera aparición pública. Vestía de negro y, aunque la sala estaba casi a oscuras, llevaba puestas unas enormes gafas de sol. Todo el mundo miraba de reojo: “Pensarán que estoy construyendo el personaje”, dijo, “pero en realidad hace cuatro días me operé de la vista y aún no puedo exponerme a la luz”. Es cierto: Un halo de misterio, enmarcado en un bonito acetato de Céline, rodeaba al nuevo fichaje. Solo quienes pudimos escuchar aquella frase nos dimos cuenta de que detrás de aquellas gafas había una persona, que era humana.
Esta sensación de magnetismo ha sido objeto de estudio. Hace un par de años Vanessa Brown, profesora principal de arte y diseño en la Universidad de Nottingham Trent en el Reino Unido, exploró la relación cultural y psicológica entre las gafas de sol y la idea moderna de lo que consideramos “cool”. Sus conclusiones cristalizaron en un libro (Cool Shades: The History and Meaning of Sunglasses) que sirve para explicar por qué el imaginario pop está repleto de personajes con gafas de sol. Según Brown, hay dos motivos por los que nos vemos más atractivos con gafas de sol: el misterio y la simetría.
Por menos de 30 euros.
Misterio, porque al mirar a los ojos a otra persona es cuando nos forjamos una impresión de ella. La mirada es la gran fuente de información y vulnerabilidad del ser humano (el espejo del alma), así que en el momento en que nos escondemos tras unas gafas de sol añadimos inmediatamente una dosis de intriga. La simetría es la otra razón por la que nos vemos más guapos con gafas: es una percepción clásica de la belleza, la que conecta a Leonardo DaVinci con los cirujanos plásticos de nuestro tiempo. Y es que al cubrir los ojos tapamos también las pequeñas asimetrías o irregularidades en las que más nos fijamos.
“No creo es que nos volvamos más guapos sino que nos cubren la mirada, alguna pata de gallo, una ojera o bolsa. Las gafas de sol son como un antifaz de misterio”, opina Pilar Lara, estilista. “Personalmente no estoy muy de acuerdo con el canon de belleza renacentista -mira Daria Werbowy- pero es cierto que la simetría de la gafa sienta muy bien. Creo que nos aportan seguridad en nosotros mismos porque no enseñamos al mundo lo que estamos pensando. Hay personajes muy pop a quienes no podríamos desprender de ese toque reservado de sus gafas: pienso en James Dean, Peggy Guggenheim, Audrey Hepburn en Desayuno con Diamantes, Quentin Tarantino…”. Y añade: “Además, dicen mucho de uno mismo: definen si eres clásico, moderno, ¡incluso si eres un poco hortera!”.
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¿Cuánto deberíamos pagar por unas gafas buenas?
A diferencia de otros productos (como las velas, los perfumes, una buena barra de labios o unos zapatos) parece que el precio no es un indicador per se a la hora de decidirse por unas gafas de sol de calidad. Todos los expertos coinciden en que lo importante es que las lentes garanticen una protección 100% UV: a partir de ahí cambiarán la calidad de la montura, el diseño, los filtros de luz o el proceso de fabricación, podremos pagar diez veces el precio de una gafa económica si así lo decidimos pero lo imprescindible es asegurar la salud del ojo.
De hecho, existen opciones asequibles con garantía de calidad: Zara, por ejemplo, acaba de relanzar su sección de gafas de sol “con monturas de acetato, alta calidad, más duras y más duraderas” por 29,95 euros. Todas ellas aseguran protección 100% UV. Al mismo tiempo, en Net-à-Porter podemos encontrar las icónicas Panthère de Cartier por 1100 euros, o modelos que superan los 500 euros de primeras firmas como Alaïa, Gucci o Chloé. Muchas de ellas guardan una historia detrás, pero lo que todas aseguran es esa misma protección.
Según la Academia Americana de Oftalmología el precio no debería ser un factor decisivo en la compra de unas buenas gafas y hay seis características que sí deberíamos priorizar:
1. Irrenunciable: un 100% de protección.Lo más importante a la hora de escoger unas gafas de sol es la etiqueta que garantiza el bloqueo del 100% de los rayos UV.
2. Cuanto más grandes, mejor.Cuanta más cobertura tengan las lentes, menos daño solar tendrán nuestros ojos. Considera comprar gafas oversize o con lente curva hacia las sienes, porque ayudan a disminuir los rayos UV que entran por los lados.
3. Las gafas oscuras no protegen mejor.El color de la lente es solo una cuestión estética.
4. El color no importa.Algunas gafas tienen lentes marrones, verdes o grises: no bloquean más el sol pero sí pueden aumentar el contraste, lo que puede resultar útil para atletas que juegan a beisbol o golf.
5. Las polarizadas matizan los destellos, no los rayos UV: Son dos cosas independientes.La polarización reduce destello de las superficies reflejantes, como el agua o el pavimento. Esto no ofrece mayor protección del sol, pero puede hacer que algunas actividades sean más agradables, como conducir o estar en el agua.
6. El coste no debería ser un factor de decisión.Las gafas de sol no tienen por qué costar mucho dinero para ser buenas. Un par más económico pero con un 100% de protección UV puede ser igual de adecuada que otras opciones más caras.
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¿Qué son los filtros de luz?
Los más detallistas se habrán fijado en que en la descripción de las gafas de Zara aparece una especificación: categoría 3. ¿Qué quiere decir esto? Una cosa es la protección frente a los rayos UV, que debería ser siempre del 100%, y otra es cómo las gafas filtran la luz para evitar molestias. En este sentido, hay cuatro categorías de lentes:
· Categoría 0: Tienen un color muy claro y dejan pasar entre un 80 y un 100% de la luz.
· Categoría 1: Tienen un color suave y filtran algo más de luz, pero no son muy recomendables si nos vamos a exponer a una luz muy intensa.
· Categoría 2: Son más oscuras y son una opción intermedia. Sirven para situaciones con más luz, sin que llegue a ser muy intensa.
· Categoría 3: La lente es más oscura aún y solamente deja pasar entre un 8 y un 18% de la luz. Es suficiente para la mayoría de situaciones de luz intensa.
· Categoría 4: Es la más alta y corresponde a lentes muy oscuras, una opción para situaciones en las que la luz es extremadamente intensa, como el desierto o la alta montaña. No está permitido conducir con ellas y no se recomiendan para uso diario.
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