De coleccionar chaquetas durante su infancia a vestir a Inés Domecq: con ustedes, Charlotte Blaz

Cuando éramos pequeños todos coleccionábamos aquello que nos apasionaba, como revistas de moda, cromos y pegatinas intercambiables e incluso monedas de todas las partes del mundo. Pero para la protagonista de hoy, Carlota Muñoz Vargas, su gran pasión por coleccionar chaquetas pasó a otro nivel. En el armario de su adolescencia cada semana aparecía por ‘arte de magia’ un modelo nuevo, "mi familia me decía que el blazer nuevo que había comprado esa semana era igual que el anterior, pero para mí todas son diferentes", confiesa a Vanity Fair.

Esta joven madrileña estudió el grado de Moda y Estilismo en el Istituto Marangoni. Su gran formación en este sector la llevó a Londres, París, Ginebra y Nueva York. Hace casi una década comenzó a trabajar en el departamento de cosmética de lujo en empresas como L’Oreal y Elizabeth Arden, hasta que el año pasado decidió que si quería apostar por el sueño que le acompaña desde su infancia, era el momento para probar suerte.

"Era una etapa de cambios en la empresa, iba a delegar mi puesto de trabajo y vi que era el momento idóneo para dejarlo y embarcarme en mi sueño, en mi propio negocio".Y así fue, en el mes de noviembre de 2018 nació, gracias a sus ahorros y a los de su pareja, su querida firma: Charlotte Blaz.

La carga emocional que tiene una sencilla chaqueta que para otra persona puede ser una prenda más del armario, para Carlota se ha convertido en su mejor inversión, "para mí ir con esta prenda significa todo, da igual el look que lleves por debajo, porque te viste sea la ocasión que sea".

"Cuando estuve viviendo en Nueva York, en mis días libres iba al estudio de Alix of Bohemia para aprender y admirar a esta mujer, la forma que tiene de trabajar, de unir telas… hay que tener un don para crear maravillas como las que hace en su taller. Sentía que la diseñadora, Alix Verley-Pietrafesa, entendía perfectamente mi obsesión por las chaquetas. Ella ha sido uno de mis referentes a la hora de lanzarme a este mundo de los negocios".

A las puertas del primer aniversario de la marca de Carlota, con sello 100% español, nos embarcamos de lleno en el mundo de fantasía y originalidad que desprenden sus piezas hechas de forma artesanal en un taller a las afueras de Madrid. "Siempre me ha gustado aquello que era diferente, para mí era lo mismo llevar un blazer color crema que una rosa fucsia. Eso he querido trasmitir con mis diseños, elegancia y feminidad, independientemente de las tonalidades" cuenta la diseñadora.

"Todas están creadas a partir de telas de tapicería que adquiero en tiendas de todo el mundo, pero mis favoritas son las de París y Madrid, aunque ahora que conozco muy bien la composición de las telas me he atrevido a comprarlas de forma online, a algunas personas le sorprende que se pueden comprar incluso metros de telas por Internet", relata.

"Cuando alguien va por la calle con una de mis chaquetas, mis amigas me mandan fotografías de forma infraganti, porque son muy reconocibles por la calle" nos cuenta riéndose. La inspiración para Carlota está en todos los rincones que conoce cuando viaja, y no se deja guiar a ciegas por las tendencias que imponen la grandes firmas de moda sobre la pasarela. "Me dejo llevar por mí misma, desde pequeña he sido muy creativa y me gusta todo lo abstracto y diferente".

Como buena amante de la moda, su película favorita de todos los tiempos es Coco antes de Chanel y su prototipo de mujer ideal que encaja a la perfección con los valores de su marca es Diane Keaton. "Es una actriz que admiro desde mi adolescencia, en casi todas sus películas desde los años 70 aparece con una chaqueta. Me encantaría poder verla algún día con una de mis chaquettes" (como las llama la diseñadora).

Pero aún lejos de poder llevar su trabajo artesanal a los camerinos de Hollywood, Charlotte Blaz ha conquistado a algunas de las personalidades más elegantes de nuestro país como Inés Domecq, Valentina Suarez-Zuloaga y María de la Orden, que no han dudado en atreverse con algunos de los diseños más rompedores de la colección.

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Tanta repercusión han tenido algunos de sus modelos que los clientes le piden que los vuelva a hacer. "Es muy difícil tener una réplica del diseño, en muchas ocasiones mis clientas quieren que repitan el modelo de hace unos meses, pero compro por metros de tela y cuando se termina, es complicado encontrar el mismo patrón. Prefiero vender calidad antes que cantidad, no deseo que mi marca esté en todos los puntos del planeta. Ahora estamos presentes en tiendas física en Perú, Londres, Madrid y Munich, además de la opción online en la plataforma nacional de moda EsFascinante".

Todo lo que soñó la diseñadora madrileña durante su infancia varios años después se ha convertido en el negocio de su vida, de coleccionar chaquetas… a vivir de ellas.

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