Su padre la miró y le dijo: ‘Diana, estás bellísima: la historia detrás del vestido de novia de Lady Di

"Fue una ocasión extraordinaria. Ella era hermosa, realmente divina, y con una simple llamada telefónica fue suficiente: le haríamos el honor de diseñar el vestido de novia", contó David Emanuel a Tatler en el año 2017. El vestido de novia de la princesa Diana se convirtió en uno de los trajes más icónicos de todos los tiempos y ha sido considerado el "secreto mejor guardado en la historia de la moda", ya que muy pocos detalles se supieron hasta el día de la boda.

Creado por David y Elizabeth Emanuel, una pareja de diseñadores que sin darse cuenta fue catapultada al panorama internacional, la elección se consideró un apoyo a la industria de la moda del Reino Unido.

Diseñaron el traje a medida y lo confeccionaron con tafetán de seda, mangas abullonas estilo ochentero y una cola de casi ocho metros de largo, la más larga en la historia de los vestidos reales. Un vestido bordado con 10.000 lentejuelas y perlas de nácar, que tuvo un coste estimado de más de 100.000 euros.

Como amuleto de buena suerte, los Emanuel cosieron una joya de oro de 18 quilates con diamantes blancos en la etiqueta y diseñaron un paraguas a juego en caso de que lloviera, aunque más tarde confesaron: "Estaba hecho de un material tan ligero que no era impermeable… ¡No le habría servido de mucho!".

David Emanuel considera ese trabajo como "el más importante de su carrera". El diseñador, ahora divorciado de Elizabeth, reveló la historia detrás de la confección del traje en numerosas entrevistas. "Diana llamó como cualquier otra persona y pidió una cita para probarse algunos de mis diseños; inicialmente tenía tres o cuatro vestidos hechos para ocasiones formales", le dijo a Woman’s Own.

La primera vez que el público la vio con uno de mis diseños se sorprendió bastante. Como maestra de jardín de infancia, la gente estaba acostumbrada a verla con bonitas blusas y faldas plisadas. Pero un día bajó de la limusina con un vestido de tafetán de Emanuel y fue entonces cuando todos dijeron: "Dios mío, parece una estrella de cine".

"De repente llamó al estudio y nos preguntó si tendríamos el honor de diseñar su vestido de novia. Luego todo sucedió muy rápido".

Emanuel le contó a Tatler que muchos fotógrafos esperaban fuera de su estudio para seguir el coche del palacio hasta las pruebas de vestuario, intentado captar aunque fuera un poco del vestido de Diana, incluso hurgaban en los contenedores con la esperanza de encontrar bocetos de los diseños. Sin embargo, los Emanuel ya estaban informados: diseñar un vestido de novia real requería una discreción como con ningún otro. Todo estaba bajo llave en una caja fuerte.

“El día de la boda teníamos todo listo. Diana esperaba en una habitación y las damas de honor en otra. Todo comenzó muy temprano. Barbara Daley la maquillaba mientras su cabello aún estaba enrollado. En esa época la llamaban ‘tímida Di’: si decía algo, se sonrojaba. Era simplemente mágica, muy especial", reveló Emanuel.

"Recuerdo que Diana estaba sentada en Clarence House viendo un pequeño televisor portátil y por la ventana pasaban los guardias. La peinaron y maquillaron y luego, en una fracción de segundo, tenía el vestido puesto".

"Hubo un momento en el que recuerdo haberle dicho a Diana: ‘¿Revisaste el gancho?’ (debajo de su enagua), ¡y luego me imaginé el vestido desarmándose por el pasillo!", comentó el diseñador.

"Cuando bajó por las escaleras fue un momento mágico, su padre la miró y le dijo:" Diana, estás bellísima".

La boda real fue el 29 de julio de 1981, un miércoles, y, al igual que en la boda del príncipe Guillermo y Kate Middleton, fue declarado día festivo. Multitudes y multitudes llenaron las calles de Londres ondeando banderas y se estima que 75 millones de personas sintonizaron la BBC para ver la ceremonia en la Catedral de San Pablo, que se transmitió en todo el mundo.

Junto con su vestido, los zapatos de boda de la princesa Diana también fueron muy importantes. Creados por el famoso zapatero Clive Shilton, la joven Diana, de 20 años, era consciente de no que no podía ser más alta que su futuro esposo, ya que ella y Carlos medían lo mismo. Así que después de seis meses de conversaciones con Shilton, finalmente dieron con el diseño: pantuflas de satén y encaje, con un tacón bajo, decoradas con 500 lentejuelas, 100 perlas y arcos de suela de gamuza con unas pequeñas ‘C’ y ‘D’ pintadas debajo del talón más un corazón añadido entre las iniciales.

Probablemente, Diana jamás imaginó que en el año 2020 estaríamos hablando de su vestido de novia, pero ese es el poder de un traje que define la historia: tiene la capacidad de trascender generaciones y convertirse en una pieza inolvidable.

Artículo publicado en Tatler UK y traducido. Para ver el original, pulse aquí.

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