Alma Bollo pide perdón a su madre, Raquel Bollo, en Supervivientes: «No estuve a la altura»

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    Alma Bollo se ha desahogado por completo en el Puente de las emociones. La hija de Raquel Bollo ha pasado peldaño a peldaño con un objetivo: dejar una mochila muy pesada que lleva a su espalda y que está convencida de que en Supervivientes podrá quitársela. «Aquí es donde más miedos estoy dejando atrás, más sacrificios estoy haciendo y más me estoy superando y conociendo», comenzaba relatando. Pero no ha sido fácil.

    Nada más pisar el primer escalón, la infancia, Alma ha empezado a romperse costándole explicarse al principio, pero rápidamente pudo expresarse subrayando que en su infancia solo tiene buenos recuerdos «a pesar de que hay personas que han fallado, que no han estado, me han dado todo» (…) «porque siempre me han dejado ser, que creo que es lo más importante». «Desde que tengo uso de razón solo recuerdo a los tres pilares de mi vida, mi madre, mi abuelo y mi abuela. A pesar de todas las adversidades con las que han tenido que luchar, nunca he sido una niña infeliz».

    Eso sí, rápidamente daba un paso hacia la ‘soledad’ destacando que ese sentimiento le invadió en la adolescencia por la ausencia de la figura paterna a pesar del gran papel que hizo su abuelo. «He notado mucha soledad porque había muchas preguntas que estaban incompletas y que nadie podía resolverme porque no era el papel de nadie, ni de mi madre, que intentaba quitarme dolor», explicaba, señalando que «no la superas, aprendes a vivir con ella»

    De hecho, recordaba que cuando con 19 años se quedó embarazada sintió nuevamente la soledad «donde nadie me comprende, nadie entiende que yo no puedo echar marcha atrás». «Mi madre me dijo que no siguiera sus pasos, que no era un ejemplo a seguir, pero ella para mi lo es todo, es un ejemplo de todo», explicaba. Precisamente este detalle le hacía recordar la culpa que siente por haber hecho sufrir a sus abuelos y su madre con su mal carácter durante la adolescencia «la he echo sentir muy culpable al llevarse mucho tiempo fuera de casa trabajando, conforme fui creciendo le castigaba mucho diciéndole que ‘cómo me iba a conocer si no nos había criado’. Una culpa que era mía porque yo solo quería tener a mi madre».

    Por todo esto, pedía perdón a todos sus familiares y sus allegados porque «no he sabido estar a la altura de todo el mundo». Y aprovechó para recordar que hay un perdón que ella necesita: «no consigo perdonar a mi padre, no consigo perdonarle por lo que pasó mi madre, mi hermano y lo que me hizo a mi: que me abandonase, que no tuviese una explicación, que se cruzase conmigo y se cambiara de acera; y es algo que me atormenta. ¿Cómo perdono si a mi nunca me ha dicho por qué a mi no me quería? ¿Qué le podía hacer yo para que a mi no me quisiese?«

    Este es precisamente uno de los motivos por los que Alma iba a Supervivientes ya que asegura que creía que el perdón le iba a llegar en Honduras pero no está llegando aunque «sé que lo conseguiré». Finalmente, terminaba pisando un último escalón en blanco que se dedicaba a sí misma como luchadora: «ese es el lema de mi vida que me ha hecho mi familia y mis abuelos siempre, porque para conseguir las cosas hay que luchar». «Jamás me he defraudado en este concurso, siempre he sido yo, en las explosiones y en todo, y esa es la clave de mi concurso. Esta soy yo», sentenciaba.

    Desde el plató, Raquel Bollo respondía desde el plató «A lo mejor te tengo que pedir yo perdón porque no elegí a la persona adecuada para tener a mis hijos».

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