‘Comando al sol’ visita las cuevas de Valporquero, Lanzarote y La Graciosa

Comando al sol viaja esta semana al centro de la tierra en León, el territorio con más reservas de la Biosfera del mundo, y entra en una de las cuevas más importantes de Europa: la de Valporquero. Descenderá por el interior de esta auténtica joya geológica, ganadora de la mejor actividad de turismo en España con su ruta El curso de las aguas. En este periplo veraniego descubrirá oficios en peligro de extinción y viviendas ancestrales que bien podrían ser la casa del futuro. El viaje continúa en Lanzarote y termina en La Graciosa, cruzando el cráter de un volcán, atravesando montañas de fuego, probando la malvasía y descansando en relajadas playas.

La cueva de Valporquero y las pallozas

La cueva de Valporquero desciende el cauce del Río Torío y se ha convertido en el sustento económico de los valles en los que no hay agricultura ni ganadería. Rubén enseña al viajero cómo hay que deslizarse a través de esta catedral subterránea plagada de saltos, cascadas y toboganes de piedra. Al norte de la provincia y lindando con Lugo, en los Ancares, se esconde otro de los secretos mejor guardados de la provincia de León: las ancestrales pallozas. Las viviendas típicas de esta región, precursoras de las modernas casas sostenibles, ya las usaban los romanos. Los vecinos de Balouta mantienen cinco pallozas en pie y se han convertido en los guardianes de estas singulares casas.

La magia de Lanzarote y La Graciosa

Como este año llegan muchos menos turistas a Lanzarote, los camelleros que pasean turistas por el mar de lava hacen turnos para repartirse el trabajo y el beneficio. El 40% de la isla está protegido y Marcelo estrena temporada guiando senderistas por los volcanes mientras recuerda que Canarias es mucho más que sol y playa. Juan trabaja en un restaurante de comida típica. Este verano suple la falta de comensales sirviendo caldo de mijo y sancocho canario a los turistas locales. Laura tiene su segunda residencia en la playa de Famara, un arenal blanco de tres kilómetros de largo, en el que se concentran 20 escuelas de surf y que es conocido como el Hawai europeo. Julia y su familia tienen varias casas en La Graciosa, la octava isla habitada del archipiélago; un paraíso que se recorre en bici, en el que no hay asfalto, que presume de playas desiertas y de no haber tenido ni un solo caso de coronavirus.

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