El mejor apoyo de Zhera; ‘Hercai’

QUÉ HA PASADO

• El orfebre Gabriel es chantajeado por Azize.

• Sultán desmiente a Elif.

Yaren escucha a Nasuh exigira sus padres que le busquen marido: “La quiero fuera de casa, ha hecho demasiado daño a la familia”. Fuera de sí, sale de su escondite y se enfrenta a su abuelo. Cihan y Handan se asustan con la reacción de su hija y porque no duda en acusarlos de traidores. Sin embargo, no le servirá de nada. “La decisión está tomada”, asegura el patriarca, que empieza a mostrarse cariñoso con Reyyan. Esta, que lamenta el aciago destino de su prima a pesar de todo el daño que le ha causado, se siente feliz porque al fin es tratada como una nieta querida. Mientras tanto, Elif se cita por teléfono con Azat.

Reyyan recibe un inquietante anónimo

Dispuesta a vengarse, Yaren se mueve de un lado a otro de su habitación con la carta de la madre de Miran que se llevó del hospital, sin dejar de susurrar palabras de odio. Poco después, Reyyan encuentra un anónimo en su cuarto que reza: “Si quieres saber toda la verdad, ve a Derik, el pueblo de Dilsah. La información que te darán allí lo cambiará todo”. Melike, que está con ella, le desaconseja ir, pero la ignora.

Zhera no sabe qué hacer con la carta que le entregó Esma y se la muestra a Yusuf después de hacerle prometer que le guardará el secreto. El señor se queda perplejo con el contenido y le aconseja verificar que la escribió Dilsah: “De ser así, deberías decirle a Hazar que Miran es su hijo, y también a Reyyan. De paso, a ella dile quién es su verdadero padre”. Al ver su cara de sorpresa, Yusuf le explica que Nasud se lo confesó años atrás.

Amanece en Midyat y Melike se asusta al comprobar que Reyyan se ha ido y avisa a Miran. Este va detrás de ella y la obliga a abandonar el autobús en el que viaja. Luego, acepta llevarla al pueblo pese a asegurarle que su madre nació en la ciudad. Una vez en el destino, un lugareño le indica la casa de su progenitora y le pregunta por qué no había ido antes. El joven se extraña pero más cuando la anciana que le abre la puerta le dice entre lágrimas: “Sabía que vendrías. Yo cuidé a tu madre, eres el vivo retrato de tu abuelo”.

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