‘La reina soy yo’: avance de los capítulos de la serie de Nova
- El avance semanal de los capítulos de ‘La reina soy yo’
- Qué ha pasado en los últimos capítulos de ‘La reina soy yo’
Llega el esperado día del concierto para el que los empleados de Luxor se llevan preparando meses. Charly está eufórico y su primera actuación es increíble, como siempre. Sin embargo, cuando se dispone a empezar su segunda canción, un grupo de jóvenes comienzan a increparle. “¡No sabes improvisar, eres un fraude!”, gritan. No sospecha que dichas personas fueron contratadas por Lari y Juanjo, para dejarle en ridículo. Afortunadamente para el cantante, el equipo de seguridad los echa y el evento sigue sin contratiempos.
Todo va bien hasta que le toca el turno a Erik. El muchacho empieza su actuación y, de repente, su micrófono se apaga. Todo ha sido idea de Charly, que ha sobornado al técnico de sonido para que fastidie la actuación de su hermano. “No se preocupen, yo seguiré con el concierto”, dice el mayor de los Cruz mientras saca del escenario al Pez Koi. Juanjo, que se percata de lo que está sucediendo, empuja a Erik de nuevo al escenario para que cante a duo con su hermano. Esta idea resulta ser un éxito.
Lari, contra las cuerdas
A la salida del local, Axel increpa a Lari y a la cara, le dice que no se fía de ella: “Te vi salir el otro día de la productora de Juanjo”. Esta le exige que le deje en paz y no vuelva a atacarla o les dirá a todos que ha estado siguiéndola. Después, se cita en un bar con Diana y le ofrece su ayuda en el proceso de divorcio que ha iniciado. La muere está decidida a dejar a su marido si un peso: “Todo lo que tiene es por mí y voy a recuperarlo”.
¿Qué oculta Irma?
Entretanto, Vanessa está feliz por haber retomado su relación con Ruko. Lo que no piensa es que este le ha mentido. No ha dejado las drogas como le prometió y mucho menos el tráfico de pastillas. A quien también le ha flechado cupido, pero esta vez, con más suerte, es a Erik.
El joven busca a Irma cada vez que tiene ocasión. Lo que no sospecha es la triste realidad que ella vive dentro de su casa, por eso no cuenta en qué zona reside y mucho menos le da su dirección para que vaya a visitarla. Esa sonrisa que hay en su rostro, esconde una profunda tristeza.
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