Roberto Manrique: “Nos hemos vuelto más comprometidos”
Lleva dos años, desde que terminó en la saga Sin senos sí hay paraíso, dedicado a Juntos por la tierra, programa que quiere concienciar sobre el cambio climático. Pero Roberto no es nuevo en este campo. En 2016 fundó Desafío Ecuador, a raíz del terremoto que hizo estragos en su país. A través de ella, abrió una escuela para niños y adultos. Hablamos con él después de presentar, junto a Carmen Villalobos, la gala de los premios Latinoamérica Verde, que reconocen los mejores proyectos medioambientales a nivel mundial.
Otro año más y ya van ocho.
Sí, aunque yo solo soy el embajador, los creó mi hermano, Gustavo, que acaba de cumplir cien días como ministro de Ambiente y Agua de Ecuador. Hay que promover a los emprendedores ambientales, cuyos trabajos suelen fracasar por falta de apoyo. Las estadísticas son terribles.
Cada vez realizas más actividades fuera de la interpretación.¿Peligra el Roberto actor?
No, la actuación es una parte fundamental de mi vida. Esa diversidad me caracteriza y me enriquece como artista. Pero si tuviera que dejar la profesión no sería el fin del mundo. Hay mucho por hacer.
¿La política te seduce?
No, hay que tener muchas habilidades de las que carezco para ser político. Además, ya está mi hermano, del que estoy muy orgulloso. Yo puedo ser útil desde mi mundo.
Parece que la solidaridad se extiende entre los artistas. ¿A qué crees que se debe?
Todos nos hemos vuelto más comprometidos, somos conscientes de la necesidad de los cambios sociales y de lo que eso requiere de nosotros. Es un nuevo despertar que ocurre en las jóvenes generaciones y en muchas ámbitos, también entre quienes tenemos voz.
Quizá la pandemia haya tenido que ver. ¿Te ha cambiado?
Sí, desde mi relación con los objetos y cómo soy capaz de llenarme de cosas que no necesito hasta darme cuenta de que todo está conectado, aunque eso ya lo descubrí antes, con Juntos por la tierra. Pero la pandemia le ha dado otra dimensión, igual que a la sensibilidad frente al dolor propio y ajeno, a la responsabilidad para con los demás… No creo que nadie salga indemne.
En las redes sociales se te ve con la familia, tus mascotas, viajando, haciendo deporte… ¿Todo eso te define?
El ser humano es demasiado complejo como para hacer esa afirmación. Utilizo las redes porque son el vehículo más directo para comunicarme con el público y procuro que lo que muestre , aunque escaso e incompleto, sea genuino.
También están tus amigos…
La amistad es un tesoro. He estudiado la felicidad y está comprobado que una de las cosas que eleva su nivel son las relaciones interpersonales, dan propósito y sentido a la vida y eso también ha quedado claro durante la pandemia.
El término gratitud está muy presente en tu vida. ¿Por qué?
Me acompaña desde hace 26 años, cuando me mudé de Ecuador a Colombia para forjar mi carrera. Me ayudó en los momentos de soledad, apuros económicos y los constantes “no”. Para no olvidarlo, lo pinté en la pared junto a mi cama cuando cumplí 30 años y ahora lo llevo tatuado en la pantorrilla.
En España vuelve a emitirse Marido en alquiler. ¿Qué sientes cuando te hablan de ella?
Se me calienta el corazón porque fue un trabajo muy bonito. Los Carrasco, con Sonya Smith, Gabriel Coronel, Emmanuel Pérez y Ana Carolina Grajales, éramos una familia de verdad. Nuestra relación era parecida delante y detrás de las cámaras.
¿Qué mas tuvo de especial?
Fue mi primer trabajo en Estados Unidos, después de grabar en Colombia y México, y diría que también la primera vez que hice comedia, aunque ya el María Nieves de Doña Bárbara tenía un punto cómico. Pero con Kike pude experimentar más y tuve libertad creativa. Su característico gruñido fue idea mía.
¿Sueles revisar tus trabajos?
No, mis fans me los refrescan con sus comentarios. Aunque el cine es una excepción y no sé por qué. Puedo ver Translúcidos y One to one, el corto que hice en España, una y otra vez.
¿Qué proyectos tienes?
Mi prioridad es Juntos por la tierra, quiero asegurarme de que seguirá aunque yo no esté al cien por cien en ella, como ahora. Así podré volver a trabajaren la actuación, que me lopide el cuerpo.
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