Baltasar Garzón y Dolores Delgado, de una amistad de casi 30 años a un posible amor

Unas fotografías tomadas de Baltasar Garzón y Dolores Delgado hace unos días en Roma, entre las que se incluyen las realizadas durante una cena para dos, hicieron pensar que la escapada tenía tintes románticos. La publicación en distintos medios durante esta última semana ha provocado la confirmación del noviazgo por parte del entorno del exjuez de la Audiencia Nacional y la Fiscal General del Estado y exministra de Justicia de Pedro Sánchez a El Español. Según apunta este mismo medio, su relación habría pasado de ser una amistad de casi 30 años a algo más este mes de junio.

El paso adelante lo habrían dado coincidiendo con la desescalada y después de que Garzón superara el coronavirus que le afectó de manera grave. A Ignacio Escolar, director del diario.es, le confesó que en aquellos días complicados pensaba que no tenía sentido que todo pasara para que nada cambiara después. “Hay que seguir intentándolo, porque si no ya sabemos lo que nos espera”, le decía. Lógicamente no se refería a su relación con Dolores Delgado pero dándole el tinte romántico a esas palabras podrían esconder otro tipo de mensaje.

Garzón no desveló dónde había pasado la cuarentena pero se ha dado por sentado que ha sido en su casa junto a la que ha sido su pareja durante cuatro décadas Rosario Molina, madre de sus tres hijos, María, Baltasar y Aurora. Se desconoce en qué momento se han separado, pero por lo publicado por El Español, el matrimonio se ha roto, como ocurrió en 2018 con el de la fiscal y el fotógrafo y alto ejecutivo de El Corte Inglés, Jordi Valls Capell, padre de sus dos hijas.

Durante años se ha hablado de su sólida amistad que comenzó cuando Dolores llegó en 1993 a la Fiscalía Especial Antidroga de la Audiencia Nacional y allí ejercía como titular del juzgado número 5 el ya famoso juez que poco antes había desarticulado la operación Nécora liderada por Laureano Oubiña. Trabajaron juntos contra el tráfico de drogas, el crimen organizado y el terrorismo de ETA. Entre conferencias, leyes, despachos y comidas de trabajo se forjó su amistad. A lo largo de estas décadas se les ha visto compartiendo mesa y mantel en distintos restaurantes de la capital, e incluso han asistido juntos a varias cacerías, como la organizada en la finca de Jaén de Navaltoro por la que acabó dimitiendo en febrero de 2009 el ministro socialista de Justicia Mariano Fernández Bermejo.

Ese mismo año, en el mes de octubre, tuvo lugar una comida en el restaurante madrileño Rianxo para celebrar que el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero acababa de conceder una Medalla al Mérito Policial con Distintivo Rojo al comisario (ahora excomisario encarcelado) José Manuel Villarejo. Entre otros, asistieron Baltasar Garzón y éste invitó a Delgado a un encuentro cuyas conversaciones grabó Villarejo y las grabaciones se filtraron casi una década después causándole no pocas complicaciones a Delgado, entre otras cosas, porque se refería al actual ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, en términos poco respetuosos. Un año después de aquella comida, el Garzón fue suspendido por investigar crímenes del franquismo. Dos más tarde, en 2012, el Tribunal Supremo lo inhabilitó durante 11 años por ordenar escuchas entre acusados y abogados del caso Gürtel y fue expulsado de la carrera judicial.

A pesar de todo, siempre se han apoyado como hacen los grandes amigos, dos personas que se repetan y se admiran mutuamente. Tan próximos han sido, que se les ha llegado a reprochar en alguna ocasión, a lo que la propia Delgado ha tenido que salir al paso: "Hay una parte machista hasta los tuétanos en los que dicen que soy una marioneta de Garzón (…) Que alguien diga que yo asumo un ministerio y que tengo detrás a un hombre que es el que maneja los hilos de mi pensamiento, de mis acciones, aparte de ser mentira, es machista”.

Ahora, cuando parece que su amistad ha dado un giro convirtiéndose en romance, ha salido su entorno a apoyarles y defender la integridad profesional de ambos asegurando, como recoge El Español, que la actividad profesional de Baltasar Garzón no incidirá en las funciones de Dolores Delgado como Fiscal General del Estado por desarrollarse en el extranjero a través de su bufete ILOCAD (International Legal Office for Cooperation and Development), desde donde coordina la defensa de Julian Assage, líder de Wikileaks, como alguno de sus conocidos clientes. En caso de que hubiera algún conflicto de interese o incompatibilidad, han insistido al mismo medio, la Fiscal General del Estado se abstendría de intervenir según establece la legislación. "Quienes la conocen saben que es una profesional que en su trabajo antepone la ley y su sentido de servicio público, equidad y respeto a la justicia, a cualquier otra circunstancial", han dicho.

Puede que sí haya algo que separe a Delgado y a Garzón, y sea la política. En una entrevista concedida a Vanity Fair confesó la aún ministra de Justica que ella no era política “aunque estoy aprendiendo lo que es la política. Lo importante es no perder la visión de servicio público”. Garzón, por su parte, preside partido Actúa junto a Gaspar Llamazares. En 1993 Felipe González lo fichó para que fuera su número dos en las listas de las elecciones generales por Madrid. Solo ejerció como diputado socialista independiente un año. En 1994 volvió, decepcionado, a la Audiencia Nacional. Allí estaba esperándole Dolores Delgado.

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