Janet Yellen, la pionera a la que Trump despidió por bajita y que debe rescatar la economía de EE.UU.
En Washington se le conoce como la Mary Poppins de la economía norteamericana: firme, pero amable, muy inteligente y siempre preparada. Por algo tiene fama de ser la que más notas lleva a todas las reuniones, pero también la jefa que siempre repite las dos mismas preguntas a su staff: “¿Qué se nos está escapando?” y “¿qué pasa si nos equivocamos?”. Esa es Janet Yellen, la nueva secretaria del Tesoro del Gobierno de Estados Unidos y la primera mujer en ocupar el cargo. Asume el reto a sus 74 años y rodeada de un aura icónica, look imperecedero incluido.
“El cargo de secretaria del Tesoro es uno de los más prominentes del gabinete. Será la responsable de crear e implementar la política financiera del Gobierno, tanto a nivel nacional como internacional. La política fiscal, que incluye gestionar la deuda pública, también dependerá de ella. Además, será la quinta en la línea de sucesión del presidente”, explica Kelly Anne Smith, periodista norteamericana y experta en finanzas de Forbes Advisor.
Es una veterana de Washington, pero prefiere lidiar con números antes que con políticos.»
La carrera de Yellen ha sido una sucesión de hitos. Nacida en Brooklyn en 1946, hija de un médico y una profesora, fue la mejor estudiante de su clase en el instituto antes de graduarse en Económicas por la Universidad de Brown. Después, se doctoró en Yale, dio clases en Harvard y la London School of Economics, y desde los años 80 ha sido profesora (ahora emérita) en la Universidad de Berkeley. Aterrizó en Washington para formar parte del Consejo de Asesores Económicos de la Casa Blanca durante la presidencia de Bill Clinton. Aquel trampolín la llevó a ocupar después la presidencia de la Reserva Federal de San Francisco y, más tarde, la vicepresidencia de la Reserva Federal. En 2014, Barack Obama la escogió para dirigir el organismo y pasó a ser la primera mujer en ocupar el puesto.
“Es una veterana de Washington y la única persona que ha sido presidenta del Banco Central, presidenta del Consejo de Asesores Económicos de la Casa Blanca y secretaria del Tesoro. Sabe cómo funcionan las cosas por aquí. Sin embargo, uno de los retos a los que se enfrenta es que no le gusta la política. Es doctora en economía y prefiere lidiar con números antes que con políticos y sus agendas”, explica el periodista del Wall Street Journal Jon Hilsenrath.
Su marido, George Akerlof, Nobel de Economía, ha puesto muchas veces la carrera de Yellen por delante de la suya.»
“Hay tres cosas que llaman la atención sobre ella. La primera es que siempre está muy preparada. Su madre, que era profesora, no solo se aseguró de que hiciera sus deberes, sino de que los hiciera bien. En segundo lugar, es pragmática. No le gusta correr riesgos, ni siquiera en su vida cotidiana. Cuando viaja, siempre llega al aeropuerto con horas de antelación. En tercer lugar, tiene un socio muy fuerte y útil en su esposo, George Akerlof, un gran economista que ganó el Nobel de en 2001 y que siempre la ha apoyado mucho. A lo largo de su vida juntos, ha puesto muchas veces la carrera de su mujer por delante de la suya”, explica Hilsenrath.
Se conocieron en la cafetería de la Reserva Federal en los años 70 y tienen un hijo en común. Economista, por supuesto. Yellen suele decir que cualquiera se dormiría de aburrimiento durante una cena en su casa.
En 2018, y pese a que es habitual que el presidente del FED encadene dos mandatos consecutivos, Donald Trump decidió sustituirla. En su despedida, dijo de ella que era “una mujer maravillosa” y que había hecho un “magnífico trabajo”. Según el Washington Post, entre las razones de Trump para buscarle un sustituto la más poderosa (y peregrina) de todas era que el presidente consideraba que Yellen (de 1,60 metros de estatura) era “demasiado baja” para ocupar un puesto tan importante.
Pese a eso, el mandato de Yellen al frente de la Reserva Federal ha sido elogiado desde casi todos los frentes. “Llegó a presidenta cuando todavía se notaban los efectos de la Gran Recesión y demostró que sabía cómo hacer que la economía se recupere. Esta no es su primera crisis”, explica Smith. “Su principal logro fue comprar una gran cantidad de bonos hipotecarios del Tesoro que ayudaron a reducir los tipos de interés y contribuyeron a la recuperación. Lo hizo manteniendo la inflación por debajo de la tasa marcada por la FED”. Los expertos describen la maniobra como una cuadratura del círculo que hizo funcionar contra todo pronóstico, y a la que acompañó una notable bajada del paro.
Quienes mejor la conocen dicen que siempre piensa en el americano medio. Su obsesión ha sido combatir el desempleo y mejorar las condiciones de los trabajadores. Durante su etapa en el FED llegó a decir que la desigualdad era incompatible con los valores norteamericanos. “Sabe ocuparse de la parte más macroeconómica sin descuidar la situación de la clase trabajadora. Eso hace de ella una persona muy accesible. Combatir la desigualdad será una de sus prioridades desde el principio”, explica Smith.
Yellen ha liderado esfuerzos significativos por combatir la discriminación y el acoso sexual en el sector financiero. También se movilizó para que un grupo de economistas de distintas sensibilidades firmara una carta apoyando el impuesto al carbón porque siempre ha estado comprometida con las políticas ambientales más progresistas. Perteneciente a la escuela keynesiana, no cree en la autorregulación de los sistemas financieros e impuso a los peces gordos de Wall Street una sanción histórica de 185 millones de dólares a Wells Fargo por crear millones de cuentas fraudulentas.
Yellen asume el cargo en un momento sin precedentes en Estados Unidos. Los estadounidenses con ingresos bajos han sufrido la mayor pérdida de empleos y se han quedado atrás. Yellen deberá utilizar la inversión pública para hacer posible que esas personas se reincorporen al mercado laboral”, explica Smith. En abril, el paro registró un máximo histórico desde el periodo de posguerra. Aunque los números han mejorado, millones de personas no han recuperado sus empleos, algo que afecta especialmente a las mujeres y las minorías raciales. “El país tiene una gran deuda pública y Yellen tendrá que ayudar a Biden a determinar cuánta es demasiada, un reto que se ha demostrado muy complicado en muchos países europeos. Será un asunto en el que trabajará de manera muy concienzuda”, vaticina Hilsenrath.
El pasado verano, ya se mostró favorable a aprobar un gran paquete de estímulos económicos en una comparecencia ante el Congreso. En septiembre, durante una entrevista, dejó aún más clara su posición. “Muchos están sufriendo. La economía necesita de un gran gasto público”. Nada más conocerse su nominación, la economista utilizó su recién estrenada cuenta de Twitter para reiterar que su objetivo será reconstruir la clase media norteamericana: “Nos enfrentamos a grandes retos como país. Para recuperarnos, debemos restaurar el sueño americano: una sociedad en la que cada persona puede desarrollar todo su potencial y soñar algo mejor para sus hijos. Como secretaria del Tesoro, trabajaré cada día para reconstruir ese sueño”. Nadie duda de que se enfrenta a un reto monumental. Tampoco que no hay nadie más preparada que ella para afrontarlo.
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