Los escotes de los vestidos de novia ‘royals’ más elegantes: del estilo barco de Meghan al cuello alto de la princesa Ana

Elegir un vestido de novia no es una tarea sencilla, ni siquiera para princesas y futuras reinas que procuran deslumbrar, como la mayoría, en un momento tan especial como este. Hay que tener en cuenta infinidad de cuestiones para encontrar el traje perfecto, desde el tejido o el color a la longitud, la silueta, si lleva o no mangas y su corte. Pero hay un detalle que por sí solo es capaz de transformar un vestido de novia, y es el escote. Analicemos a las royals que han lucido los escotes más bonitos para los vestidos de novia más espectaculares.

Redondo

Dos de las grandes reinas europeas y una princesa se decantaron por la simpleza: el cuello redondo. Es un estilo muy favorecedor para la mayoría, ya que consigue el efecto óptico de alargar el cuello.

La reina Isabel II de Inglaterra lució para su boda en noviembre de 1947 con el duque de Edimburgo un traje de novia inspirado en el famoso cuadro de la Primavera de Botticelli. Realizado por el modista inglés Norman Hartnell, tenía escote redondo bajo y estaba decorado con pequeñas flores cosidas además de bordados con flores y trigo, y más de 10.000 perlasy cristales de Swarovski.

Quince años después, en mayo de 1962, Sofía de Grecia se casaba con un joven don Juan Carlos. La actual reina emérita se decantó para el día de su boda por un vestido de estilo sobrio y diseño atemporal del modista Jean Dessés confeccionado en lamé de plata cubierto de tul y encaje de Bruselas, que acompañó con un larguísimo velo nupcial que lució su madre, la reina Federica de Hannover, varias décadas antes.

La primera boda de la princesa Carolina de Mónaco tuvo lugar en el verano de 1973 con Phillipe Junot. Para un día de sol radiante, optó por un vestido romántico con escote cerrado y redondo, cintura marcada y manga larga firmado por el diseñador francés Christian Dior.

La melena rebelde y del color del fuego de Sarah Ferguson encandiló a todos los invitados el día de su boda en 1986. También llamó la atención el pronunciado escote redondo de su traje de novia con detalles de época confeccionado en satén de seda y brocados diseñado por la modista Lindka Cierach.

En ‘V’

Es uno de los escotes más favorecedores porque realza y alarga la silueta además de disimular el pecho ligeramente, y es de los más reclamados para este día memorable.

La boda de la hermana de la reina de Inglaterra, la princesa Margarita, fue todo un espectáculo a principios de los años 70, entre otras cosas por el impresionante vestido de Norman Hartnell que llevó. El escote en forma de ‘V’ un tanto pronunciado ayudaba a subrayar una silueta muy marcada gracias a una estrechísima cintura y una voluminosa falda.

La princesa de Gales marcó un antes y un después en la historia de los trajes de novia reales. Su traje realizado por los diseñadores David y Elizabeth Emanuel se ha convertido en todo un referente, desde su escote en pico hasta sus voluminosas mangas de volantes.

La duquesa de Cambridge también se decantó por este estilo de escote para el día de su boda. Su traje diseñado por Sarah Burton para Alexander McQueen, era una combinación de encaje y organza con un bonito escote en forma de ‘V’.

Beatrice Borromeo deslumbró con uno de los diseños que lució el día de su boda con Pierre Casiraghi. Este vestido estilo imperial de gasa y tul con escote en pico de Valentino es el sueño de casi cualquier novia.

Barco

Hace un año y medio que este tipo de escote dio la vuelta al mundo, pero en realidad otras royals ya lo habían lucido para su gran día.

La futura reina de Suecia contrajo matrimonio con Daniel Westling hace casi una década. Su sencillo vestido del modista Pär Engsheden incorporó al repertorio de trajes de novia de la realeza un nuevo escote: el barco. Victoria de Suecia deslumbró con su acertada elección, un escote que deja el cuello despejado y se extiende hacia los hombros cubriéndolos fue toda una lección de estilo.

Charlene Wittstock comenzó a formar parte de la Casa Grimaldi el día en el que se casó con el príncipe Alberto de Mónaco en 2011. Lo hizo, además, espectacular con un traje diseñado por Giorgio Armani con uno de los escotes más favorecedores para mujeres altas y delgadas como ella.

La hija pequeña de la reina Silvia de Suecia llegó al altar para unirse en matrimonio con Chris O’Neill en el verano de 2015. El estilo de Magdalena siempre ha estado ligado al romanticismo y como no podía ser de otra manera, su traje de novia de Valentino estuvo repleto de estos detalles: desde el escote barco hasta el encaje hecho a mano.

Meghan Markle recuperó para su boda con el príncipe Harry en mayo de 2018 uno de los escotes más originales y favorecedores de todos los tiempos. Clare Waight Keller diseñó para Givenchy el sencillo y elegante vestido de la duquesa de Sussex.

Cuello alto

Este corte característico de las prendas de invierno no es el más habitual en los vestidos de novia. Por eso, quienes los hayan llevado han pasado a la historia por la originalidad de sus trajes.

La hija de la reina Isabel II, la princesa Ana de Inglaterra, se casó con Mark Phillips en noviembre de 1973 en la abadía de Westminster con un vestido que fue una lección de estilo: el llamativo cuello chimenea se unía a unas amplísimas mangas farol de inspiración Tudor.

Fue a mediados de los años noventa cuando Marie-Chantal Miller se casó con Pablo de Grecia con un vestido de encaje firmado por Valentino que llevaba un pequeño cuello alto.

La hermana de la duquesa de Cambridge, Pippa Middleton, deslumbró en su boda casi real con James Matthews con un fabuloso traje de inspiración romántica y cuello ligeramente alto creado por el modista británico Giles Deacon.

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