Escoltas en el colegio, niñeras entrenadas contra ataques terroristas… Así se protegen los ‘royals’
El palacio de Amalienborg es, además de la residencia oficial de la familia real danesa, uno de los lugares más visitados de Copenhague tanto por locales como turistas. Por eso a los daneses les ha extrañado la nueva prohibición de acceso a los automóviles al área del castillo. Sin embargo, la medida responde a cuestiones de seguridad ante un posible ataque terrorista. La agencia de noticias danesa Ritzau ha confirmado que a partir de que se ponga en marcha este dispositivo, únicamente se podrá acceder a la zona a pie o en bicicleta.
Con el propósito de aumentar la seguridad, especialmente en las ocasiones en que grandes multitudes se reúnen en la ubicación –como sucede en el cumpleaños de la reina o en el cambio de guardia–, las entradas a la plaza del palacio estarán bloqueadas para los vehículos con 52 barreras de acceso en las cuatro entradas. Además, otras 13 puertas de acero se dispondrán alrededor del castillo por recomendación de la policía danesa.
Nikolaj Jensen, el subdirector del castillo de Amalienborg, se ha posicionado al respecto: “Debemos, por supuesto, asegurarnos de que es seguro moverse en la plaza y, por lo tanto, hemos decidido establecer una seguridad permanente en el área del palacio”.
Ante la noticia, nos surge la duda: ¿Cómo se protegen el resto de casas reales? Estas son algunas de sus medidas de seguridad:
Súper nannies
La familia real británica protege la seguridad de los más pequeños y no confía en cualquiera para dejarlos en sus manos. Para ser niñera (o niñero) de los mini royals se debe estar perfectamente preparado para cualquier circunstancia: reciben formación en la prestigiosa escuela Norland–especializada en el cuidado de niños–donde aprenden incluso cómo defenderse ante un ataque terrorista,defensa personal o conducción en situaciones de riesgo. La princesa Leonor y la infanta Sofía, por su parte, disponen de escoltas que permanecen en su colegio, el Santa María de los Rosales, mientras las dos hermanas atienden a las clases.
Controles de seguridad
Las navidades de la reina Isabel II este último año fueron diferentes a las demás. La misma residencia en Sandringham, la misma iglesia a la que acudir (St. Mary Magdalene)… pero con un considerable aumento de medidas de seguridad en toda la localidad.
Ante el incremento de ataques terroristas que ha sufrido el país en los últimos años, las medidas de seguridad fueron especialmente fuertes este pasado invierno: las carreteras fueron bloqueadas con barreras especiales para impedir el paso de vehículos durante la asistencia de la familia real británica a misa y controles de seguridad manejados por policías armados a todo aquel que quisiera acercarse a ver la llegada de la familia real a la iglesia. Además, “se cree que la policía también equipó las carreteras con pinchos para frenar las ruedas de cualquier vehículo que no parara”, escribía The Mirror.
Prohibido cerrar la puerta del coche
Meghan Markle ha sido la última en formar parte de la familia real británica y, por tanto, también la última en tener que aprender las estrictas normas de la Corona inglesa. Tras recibir amenazas de un grupo neonazi en 2018, las medidas de seguridad de los duques de Sussex son –todavía más– imprescindibles. Una de ellas pasa por cambiar una costumbre de lo más normal: no pueden cerrar ellos mismos las puertas de los coches. Esto se debe a que los coches en los que viajan tienen cierre automático y "Dios no lo quiera, si algo salió mal al llegar a un compromiso real, la seguridad debe ser capaz de llevarlos de vuelta a los automóviles en segundos si es necesario. Si están cerrados y bloqueados, es imposible", confesó una fuente del equipo de seguridad a The Sun. Recientemente, su marido, el príncipe Harry ha cometido el mismo error.
Protección… incluso ante los Pokémon
En 2016, la residencia de verano de la familia real sueca tuvo que protegerse de una amenaza para la que no estaban preparados: Pokémon Go. Los fans del popular videojuego acudieron a la casa en mitad de la noche alertando a la seguridad del palacio. Los adolescentes se encontraban "cazando pokémons" que se encontraban en la localización. Finalmente todo quedó en una anécdota divertida pues, según confirmó Monaquía Confidencial, "el equipo de seguridad no llamó a la Policía ni fueron sancionados, ya que no cruzaron la valla". Únicamente se les recomendó que acudieran durante las horas en las que el palacio estaba abierto al público.
La seguridad en cifras
Aunque las casas reales no suelen mostrar en detalle cómo administran sus presupuestos y, por tanto, no es posible saber cuánto destinan a su seguridad, sí se han desvelado algunas cifras de momentos concretos.
Si los 300.000 euros de dinero público que supuestamente costaba la seguridad de la infanta Cristina anualmente en su época en Suiza resultaba ya una cifra elevada, resulta irrisorio si se comparan con el coste destinado a la seguridad del domicilio de los duques de Sussex, cuya cifra ascendía a 750.000 libras. Según Daily Mail el dispositivo de seguridad contaba con más de 20 oficiales de policía en Frogmore Cottage, al oeste de Londres.
La pareja también fue objeto de críticas debido a los 30 millones de libras que invirtió Reino Unido en seguridad el día de su boda. En ocasiones de este tipo la seguridad es extrema. Como se conoció años después, en la boda del entonces príncipe Felipe y doña Letizia tuvo momentos críticos en cuestión de seguridad: el ex Ministro de Defensa José Bono reveló a Vanitatis que "habían robado varios ultraligeros, la situación era muy preocupante". Este actuó junto un equipo de 20.000 agentes y no escatimó en gastos, pues se destinaron más de siete millones de euros en la seguridad de la ceremonia y posterior celebración.
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