Cuando Isabel Toledo visitó Barcelona: habló de Michelle Obama, comió jamón y cayó rendida ante Gaudí
La última semana de enero de 2014, Isabel y Rubén Toledo llegaron al aeropuerto de Barcelona como lo haría un glamuroso matrimonio de los años 30 si viajara en el Orient Express. “Llevaban grandes baúles, ella vestía tremendamente sofisticada y su marido iba impecable, luciendo su característico bigotito. Eran elegantes, muy amables, sencillos y nada pretenciosos”, recuerda Àlex Estil·les, el relaciones públicas barcelonés que hace cinco años consiguió traer a la pareja, siempre muy reservada y poco amiga de los grandes eventos, a la pasarela 080 Barcelona Fashion Week.
Entonces, había mucha expectación por conocer a la mujer que en 2009 consiguió fama mundial por vestir a Michelle Obama en la toma de posesión de su marido, el primer presidente negro de los Estados Unidos, un político carismático que despertaba pasiones con sus promesas de cambio. Y la diseñadora cubano-neoyorkina, que esta semana ha fallecido en Manhattan víctima de un cáncer de mama a los 59 años, no defraudó. Siempre acompañada por Rubén (con quien formaba un tándem indisoluble), mostró una bella colección de diseños atemporales, dio una masterclass a alumnos de diseño y en una charla más o menos informal con un pequeño grupo de periodistas nos desveló los secretos del que fue el principal encargo de su vida.
“Michelle no me eligió de manera aleatoria”
“Creo que Michelle no me eligió de manera aleatoria: soy mujer, latina, emigrante, todo lo que hago se cose en Estados Unidos y soy dueña de una empresa muy pequeña. Fue una forma de transmitir que se puede llegar desde abajo”, contaba sentada con las piernas elegantemente cruzadas en una reducida sala con vistas al Centre Cultural del Born donde acababa de mostrar sus creaciones.“Aunque cada uno lo vio de un tono distinto, verde, girasol, dorado… era un diseño de un esperanzador y optimista color lemongrass (citronela) hecho con varias capas, que jugaba con la idea de la transparencia porque quería que ella transmitiera luz de dentro a fuera”, explicaba sobre el famoso vestido esta mujer delgada y menuda de grandes ojos y cejas perfectamente perfiladas.
Isabel Toledo siempre quiso que su ropa dotara de seguridad, belleza y confort a sus clientas. Nada mejor que poder hacerlo con una primera dama “abierta y aficionada a la moda porque tiene muy claro que es parte de la cultura”, apuntaba Toledo en Barcelona. “Empezaron a llegar al estudio cientos de emails de periodistas pidiendo que les confirmáramos que el traje era de Isabel Toledo, pero hasta que no salió de la iglesia y lo vimos, no lo tuvimos claro. No nos lo podíamos creer, fue como un shock eléctrico”, contaba riendo y mirando a su marido, que asentía sentado a su lado. Era la segunda vez que Isabel Toledo exhibía sus creaciones en una pasarela europea; la anterior fue en París, en 1990.
Rubén, su eterna pareja de baile
Como estaba precedida por la fama de ser una mujer muy discreta y más reflexiva que parlanchina, me sorprendió que se abriera tanto con unas periodistas desconocidas. Hasta nos besó, nos agradeció la asistencia y se retrató con nosotras acariciando el vientre de una compañera embarazada. “Lo hizo porque se sentía a gusto con vosotras, era –al igual que Rubén- del tipo de personas que solo se dejan ir en círculos pequeños, no buscaban el aplauso de las masas”, me explica Álex Estil·les por teléfono desde su residencia de verano en Hammamet (Túnez), realmente apenado por la pérdida de la diseñadora. “No sabíamos nada de su enfermedad y ha sido tremendo, no hago más que pensar en Rubén”.
Porque Rubén Toledo era parte indisociable de Isabel Toledo desde que la conoció en el instituto con 13 años y decidió que iba a pasar la vida con aquella chica que lucía cortes de pelo atrevidos y se pintaba los ojos de amarillo y carbón. Así fue. Se casaron en 1984 y siempre fueron pareja sentimental y profesional. Ella ideaba diseños y él los dibujaba en papel. Formaban un dueto artístico latino tan original como lo fueron Frida Kahlo y Diego Rivera pero en versión dulce, y sobre todo, muy chic.
Fascinados por el arte dentro de su burbuja
“Los veía muy cómplices, compartiéndolo todo y muy afectuosos el uno con el otro. También eran muy cariñosos con los amigos”, cuenta el relaciones públicas Xavi Lanau, que los acompañó durante su estancia en Barcelona y los llevó a visitar arte en el museo Picasso, la Casa Batlló o el parque Güell. “It’s amazing!”, decían en spanglish al descubrir algo nuevo, y a continuación, se les ocurría algo poético. Isabel, a quien la arquitectura inspiraba estructuras de patrones, se mostró fascinada por las curvas orgánicas de Gaudí y el interiorismo de Patricia Urquiola del hotel Mandarin Oriental, donde se alojaron.
De hecho, aceptó la invitación atraída por la ciudad y también porque 080 era una pasarela pequeña con nuevos talentos, que se celebraba en un museo. En 1998 Toledo dejó de desfilar en Nueva York después de hacerlo durante 14 años “porque todo era demasiado grande y había perdido el alma”. “Eran hipersensibles, vivian en su propia burbuja creativa, en su mundo artístico”, apunta Estil·les, y recuerda que recientemente firmaron una exposición conjunta “espléndida” en el Detroit Institute of Arts (DIA).
Isabel y Rubén tenían un preciosos estudio en Manhattan. “Si pensamos que empezamos en los 80 a la vez que Michael Kors o Carolina Herrera lo nuestro es un rotundo fracaso”, soltaba Rubén en la tertulia del 080 haciéndonos sonreír a todas. Un pelín más bajito que su mujer e igual de menudo, el ilustrador podría pasar por el hermano gemelo de Marc Anthony. Le dije que se parecía mucho al cantante y me contestó como una flecha: “¡Es él quién se parece a mí!”.
Cierto, le saca ocho años. Y lo conoce bien, porque también han vestido a su ex, la latina más famosa del Bronx, Jennifer Lopez. Rubén es un conocido artista plástico e ilustrador para firmas como Louis Vuitton o Saint Laurent y revistas de prestigio. Ella se definía como costurera porque coser le apasionaba y ya con 11 años se confeccionaba sus propios vestidos. Nacida en Cuba en 1960, emigró con su familia a New Jersey en 1968. Rubén nació también en la isla, con un año y un día de diferencia. La diseñadora estudió moda en el FIT y en la escuela Parsons de Nueva York, aunque aseguraba que donde había aprendido muchísimo de costura fue trabajando junto a la icónica Diana Vreeland restaurando prendas de los grandes diseñadores en el Met.
La creadora, que deseaba que las mujeres fueran originales y se vistieran “para complacer a su mente”, contactó con la que sería su clienta más especial gracias a Ikram Goldman, propietaria de una tienda exquisita en Chicago (“ciudad donde se viste muy bien”) de la que Michelle Obama era asidua. Cuando llegó la primera campaña presidencial, le encargó algunos diseños y al acercarse la toma de posesión le pidió propuestas, como hizo con otros diseñadores.
Toledo explicaba que tardó mucho en decidir qué hacer, pero lo vio claro cuando encontró un trozo de encaje verdoso que le encantó, y se lo mostró a Michelle. Ella le dijo que se lo hiciera “pero que fuera calentito”. Por eso el conjunto mezclaba varias telas, incluido el cachemir, “y conseguí que no temblara de frío en toda la larga jornada”. En el mismo encargo iba incluido otro vestido que la primera dama llevó en el palacio de Buckingham en su encuentro con la reina Elizabeth II unos meses después. Era un elegante diseño en blanco y negro de seda que Michelle completó con una rebeca de punto de Alaïa, provocando las críticas de Oscar de la Renta por no seguir el protocolo.
Un estilo vanguardista y sofisticado en clave femenina y feminista
“También me hubiera gustado vestir a Jackie Kennedy, la recuerdo paseando por Manhattan con su estilo…”, nos explicaba Isabel vestida con un mono plateado lleno de cremalleras y unos pasadores muy visibles en su pelo tirante, que ahora son tendencia. Era un look cañero que refinaba con una chaqueta corta beige con brocado de flores. Su estilo era vanguardista y a la vez sofisticado, como la colección que presentaba, donde las prendas clásicas de alta costura de aires New Look convivían con influencias geométricas y bordados de inspiración mexicana. La diseñadora Roser Marcè recuerda como le impactó “su exquisita técnica y los perfectos patrones por los que era reconocida, además de por los maravillosos tejidos”.
“Todo en ella y en su obra era muy femenino, pero también era una mujer muy feminista”, apunta Xavi Lanau. En la cita del 080 la pareja mostró su entusiasmo por ver algún día como tándem presidencial a Hillary Clinton y a Michelle Obama, “y con tiempo también podremos tener la primera presidenta de raíces latinoamericanas”, apuntaba Rubén divertido.
La pareja volvió a Nueva York tan feliz de su visita a Barcelona que recomendaron a su amiga Iris Apfel que no se la perdiera cuando fue invitada el verano del año siguiente. La it girl nonagenaria compró un montón de cosas, a diferencia de los Toledo, que prefirieron disfrutar más del momento. Del arte, de la moda y de la comida. Les encantaba tomar jamón en el restaurante Kafka del Born.Estos días el sector de la moda llora la pérdida de Isabel, y también lo hacen sus clientas, entre las cuales están Demi Moore, Debra Messing y Debi Mazar (la Ava Gardner de Arde Madrid), que ha escrito en sus redes una sentida despedida. Como la de Alber Elbaz: “Querida bella Isabel, una verdadera, verdadera, verdadera diseñadora y una hermosa persona. Estoy feliz de haberte dicho siempre en persona cuánto te respetaba y amaba. Qué inspiración eras y serás para todos nosotros". Un emotivo adiós para la mujer que vistió un instante irrepetible de la historia de Estados Unidos.
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