Drogas, sexo y un cadáver: cinco historias escandalosas de Studio 54
Como nos recuerda Halston de Netflix, Studio 54 fue un delirio de excesos. Pero en la vida real este club nocturno, con sus glamurosos invitados vip, las abundantes drogas y prácticas sexuales en el palco, era de alguna manera más escandaloso de lo que jamás podría transmitirse en la pantalla. Halston, Andy Warhol, Liza Minnelli, Mick Jagger, Cher, David Geffen, Jack Nicholson y Michael Jackson llenaban sus asientos con regularidad. Bailarines, ligeros de ropa, daban vueltas sobre un puente automático que se movía de un lado a otro sobre la pista de baile. Los fundadores del club, Ian Schrager y Steve Rubell, proporcionaban cocaína premium a los invitados premium y en una sola noche gastaban hasta 100.000 dólares para la decoración de una fiesta. Y los sudorosos asistentes mantenían relaciones sexuales anónimas en el palco, famoso por estar cubierto de goma con el fin de poder lavarlo fácilmente al terminar de cada velada.
Tanto era así que cuando le pregunté a Steven Gaines, biógrafo de Halston y habitual invitado de Studio 54, cuál era su historia más loca sobre el club, me ofreció una anécdota tan atrevida que no podemos publicarla en su totalidad. (Se trataba de fluidos corporales expulsados de forma competitiva en el sótano de Studio 54. El premio: un viaje pagado a San Bartolomé).
“Oye”, dijo después de mi pausa atónita, “tú preguntaste”.
“Ya nada podría sorprenderme”, agregó Gaines, cuyo libro Simply Halston es la base de la serie de Netflix en la que Ewan McGregor encarna el rol protagónico del difunto diseñador de moda. “Nueva York era muy muy relajada en ese momento. En la Gran Manzana estaban sucediendo muchas cosas que no podías creer. Fue realmente diferente. La caída de Roma, déjame decirte. Studio 54 fue un reflejo de todo eso”.
A continuación, cinco anécdotas escandalosas que dan una imagen de Studio 54 en todo su esplendor.
Entrar a toda costa
En Halston el diseñador se entera de una persona que murió en un conducto de aire mientras intentaba colarse en Studio 54. La anécdota aparentemente proviene del socio de Studio 54, Baird Jones, quien le dijo al autor de The Last Party, Anthony Haden-Guest, que esto sí había sucedido: “El chico se quedó atascado en un respiradero tratando de entrar. Olía como si un gato hubiera muerto. Llevaba corbata negra”. Jones agregó: “La gente bajaba del edificio de al lado con el equipo completo de escalada … para intentar entrar al patio”.
El portero Marc Benecke le dijo a la BBC: “En un momento dado se podían comprar mapas que pretendían mostrar cómo acceder a través de túneles desde el sistema del Metro. Fue una locura”.
Según el documentalista de Studio 54 Matt Tyrnauer, los astutos propietarios del club “le pagaron al portero Marc Benecke más que a cualquier otra persona para asegurarse de que no se sintiera tentado a aceptar sobornos. Dijo que no lo hizo, pero eso no significaba que la gente no metiera las manos en el bolsillo de su abrigo y dejara drogas y dinero allí”.
La fiesta de cumpleaños de Elizabeth Taylor
En uno de sus artículos para Vanity Fair, Bob Colacello, uno de los habituales de Studio 54, declaró el cumpleaños de Taylor en 1978 como la “fiesta más asombrosa de todas… Las Rockettes actuaron y luego presentaron a la estrella de cine, que estaba de pie sobre una carroza de gardenias entre su esposo, el senador de Virginia John Warne,y Halston con un pastel que era un retrato a tamaño real de ella. Cuando Taylor cortó animosamente una rebanada del pecho decorado con crema de mantequilla, Warner huyó de los paparazzi ”.
“Una docena de chicos bien dotados, desnudos y listos para posar con bolsos de lentejuelas, y algunos con piezas articulados colgando de las comisuras de la boca, esparcieron pétalos de gardenia en el camino de la pareja cuando entraron", escribió el biógrafo de Taylor, David Bret, en The Lady, The Lover, The Legend. “El baile y la diversión continuaron hasta altas horas de la madrugada, el ambiente cargado con aroma de popper y Elizabeth deambulando feliz con un grupo de estrellas del porno gay, hasta que Warner se plantó y dijo que se iban”.
Andy Warhol también escribió un resumen poco halagador de la fiesta en su diario,The Andy Warhol Diaries: “Liz parecía un… ombligo. Como un muñeco gordo Kewpie…. Diana Vreeland estaba allí, y la gente era conducida hacia Liz, ella era la reina. Conocí a un mariscal de campo. Mientras Bob veía a Bianca (Jagger) tomar poppers y le dijo a Diana Vreeland: ‘Realmente cada día se parece más a la Roma pagana’, y ella dijo: ‘Eso espero, ¿no es eso lo que buscamos?”.
La septuagenaria discotequera
Se trata de “Disco Sally”, una “cosa vivaz de setenta y tantos años que bailaba como una treintañera, y estaba acompañada por un apuesto joven llamado John en su brazo”, escribió Mark Fleischman en Inside Studio 54. “Ella era una abogada judía retirada que se convirtió en juez y de repente enloqueció debido a la combinación de cocaína y el efecto Studio 54. Pero en el pasado, bailaba sin parar, desde la medianoche hasta las 5:00 a.m. muchas noches a la semana, tomando solo descansos para ir al baño y consumir cocaína”.
Según informó la revista New York en ese momento, “una pequeña abogada de 77 años llamada Sally Lippman estaba de luto por la muerte de su esposo cuando se topó con la escena disco y su vida cambió. Vestida con pantalones ajustados y zapatillas altas, se convirtió en Disco Sally, una estrella en Studio 54 y Xenon que atraería a una audiencia de admiradores que adoraban cuando bailaba en la pista de baile”.
Si necesita ver una muestra de esta mujer, aquí está Disco Sally junto a su novio y mánager de 25 años.
Vacaciones en Studio 54
“Halloween fue siempre la noche más importante del año, atrayendo multitudes de más de 2.500 personas”, recordó Fleischman. “Un año gastamos 50.000 dólares para transformar el vestíbulo en una mansión encantada que incluía monstruos vivos que saltaban sobre nuestros invitados mientras cruzaban puentes desvencijados a través de un cementerio y se escuchaban aullidos y otros ruidos fuertes muy extraños de fondo”.Al describir una de estas fiestas, el exmodelo Kevin Haley le dijo a Vanity Fair en 1996: “Cuando subías por la rampa del vestíbulo, mirabas a través de pequeñas ventanas hacia pequeñas cabinas con enanos haciendo cosas. El que se me viene a la cabeza era el de una familia de enanos cenando formalmente”.
Antes del Día de Acción de Gracias de 1978, Rubell intentó un audaz evento festivo por el que Valentino pagó la cuenta. Rubell “tenía a los camareros vestidos como peregrinos y estaba sirviendo pavo”, recuerda Warhol en sus diarios publicados. “Dijo que debía explicarle a Valentino por qué lo estaba haciendo de esa manera. Comentó que le dijo: ‘Bueno, usted sabe que Estados Unidos fue descubierto por un italiano’ … La parte delantera del Studio 54 estaba decorada como la proa de un barco. Perdí a Halston, pero lo encontré un poco más tarde comiendo una pierna de pavo, y me hizo comer una. El último lugar donde quieres comer carne es una discoteca, pero luego vi a Stevie comerse el pavo también, así que supongo que estuvo bien”.
Para Navidad, según Inside Studio 54, Schrager armó regalos navideños acordes para la discoteca: “Bolsitas de cocaína … cada una tenía una cinta, junto con tarjetas dirigidas a nombres tan famosos como Calvin Klein, Bianca Jagger, Andy Warhol, Halston , y así”.
Más allá de los límites razonables
La noche antes de que Rubell y Schrager fueran a prisión por evasión de impuestos corporativos, el dúo organizó una fiesta en la que Rubell usó un sombrero de fieltro estilo Frank Sinatra y dio una serenata al club con “I Did It My Way”. “Cuando miro hacia atrás ahora, era tan absurdo. ¿Qué estábamos pensando?”, reflexionó Schrager en el documental Studio 54 de 2018.
Para la última fiesta:
Steve Rubell y Diana Ross subieron a la central de control, la cabina del DJ… Diana Ross comenzó a cantar entre la multitud. “Ella fue atcada. Totalmente destrozada ”, dice Chris Williamson. Reinaldo Herrera, que estaba allí con Carolina, dice: “Fue bastante conmovedor. Steve tenía esta pasión por Diana. Tenía cada una de las canciones en su coche”.
Ross empujó a un Rubell aún más destrozado que ella a cantar. Se lanzó a una entusiasta interpretación de “I Did It My Way”. Un poco demasiado entusiasta, de hecho. “Básicamente se cayó en algún punto”, dice Roger Parenti. “Lo teníamos cogido por los tobillos. Estaba colgando de la cabina de DJ. Podría haberse matado”.
Previamente, los federales habían descubierto 600.000 dólares dentro debolsas de basura, 300 pastillas de metacualona y cocaína durante una redada en el club. Los hallazgos, de los que se informó en la prensa, decepcionaron a los visitantes habituales de Studio 54, Warhol y Halston, pero por razones sorprendentes. Según The Andy Warhol Diaries:
“Tras escuchar cuánto dinero realmente tenía Steve, podría habernos tratado tan maravillosamente. Pudo haber sido tan generoso y gastar tanto, y simplemente no lo fue. Una vez nos llevó a La Grenouille, pero podría haber sido mucho más… Lo que más le molestó a Halston en la redada de Studio 54 efues que los agentes del IRS descubrieron otra pequeña habitación que nadie conocía, y Halston está herido porque es un amigo muy cercano y Steve no le había dicho nada al respecto ".
Artículo original publicado en Vanity Fair HWD y traducido por Lorena Murga La Rosa. Acceda al original aquí https://www.vanityfair.com/hollywood/2021/05/halston-studio-54-real-life
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