Ejercicios pliométricos quemagrasas que deberías probar si quieres adelgazar

Todos tenemos un objetivo fitness en mente. Para algunos es conseguir que de una vez por todas que sus brazos se tonifiquen y para otros es mantener firme su pecho. Pero dado que estamos a las puertas de irnos a la playa, el principal objetivo de la mayoría de nosotros es (¿lo adivinas?) perder peso. Pues bien, existe una opción que puede reforzar los resultados adelgazantes de cualquier entrenamiento que hayas puesto en marcha: los ejercicios pliométricos. ¿Quieres saber cuáles son los mejores y cómo te van a ayudar a adelgazar?

Qué son los ejercicios pliométricos

Explicarlos es más complicado que visualizarlos. ¿Recuerdas a esos locos del Crossfit que son capaces de saltar del suelo a un cubo gigante como si nada? Pues eso es un ejemplo de ejercicio pliométrico elevado a la enésima potencia.

La pliometría se define como un tipo de entrenamiento en el que se realizan ejercicios que hacen que los músculos apliquen la máxima fuerza y potencia en el menor tiempo posible, y eso se consigue, normalmente, a través de saltos y lanzamientos.

Gracias a los ejercicios pliométricos los atletas consiguen ganar fuerza y resistencia especialmente en el tren inferior. La parte positiva de la pliometría es que no hace falta tener unas piernas de acero para poder iniciarse en ella y que, aunque tu objetivo no sea saltar como una jugador de baloncesto haciendo un mate, vas a ver resultados muy pronto. Solo tienes que echarle paciencia, ganas y no perder de vista el objetivo final: los ejercicios pliométricos no solo te hacen más fuerte, sino que ayudan a quemar grasa al tiempo que ganas músculo, y los tres ejercicios que te contamos a continuación te van ayudar a lograr esa meta.

1. Saltos combinados con sentadillas

Con este ejercicio no solo entrenas cuádriceps, isquiotibiales, glúteos y core, sino que también quemarás bastantes calorías. Para poner en práctica esta combinación colócate de pie con los pies separados la anchura de tus caderas y las manos juntas al frente con los codos flexionados y pegados a los lados del cuerpo. A continuación, retrasa un paso la pierna derecha, flexiona las rodillas ligeramente y salta haciendo descender la rodilla de la pierna retrasada hacia el suelo. El truco es que en el mismo movimiento del salto, cuando estás en el aire (y después de haber flexionando la rodilla) debes cambiar la posición de las piernas, poniendo la que estaba delante atrás. Alterna las piernas en cada salto y ve flexionando ambas rodillas hacia el suelo. Lo ideal es que puedas dar 50 de estos saltos sin descansar.

2. Salta tu propia altura (si puedes)

Este ejercicio es tan sencillo como desafiante. pinta una línea en el suelo que te sirva de referencia y coloca otra línea a la distancia de tu altura. Colócate detrás de la primera línea con los pies separados al ancho de tus hombros, flexiona las rodillas para ganar impulso y prepárate para saltar hacia adelante como una rana. Tu objetivo es llegar a la línea que tienes enfrente y para ganar más impulso puedes ayudarte de los brazos y las caderas. ¿Lo has conseguido? Pues date la vuelta y vuelve a la marca de origen de un salto.

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